Si partimos de que la experiencia es la forma de conocimiento que se produce al observar o vivir un evento, podemos concluir que es lo que aprendemos con la práctica. Aunque el hecho de conocer y leer sobre experiencias ajenas nos puede ayudar a tener un punto de vista diferente del que ya teníamos. Por ese motivo, hoy os contaré como fueron los primeros pasos de mi camino como emprendedora y los inicios de la firma de Asturias Asesores.
Una vez que concluí los estudios universitarios me planteé hacia dónde dirigir mi carrera profesional. Tenía claro que quería seguir perfeccionando mi formación y que yo sería mi propio jefe. A partir de este momento empecé a trabajar para poner en marcha mi empresa.
Era muy importante que mi negocio estuviese relacionado con la formación recibida, por lo que mi perfil determinó que junto con otros de mis compañeros de estudios y mucha ilusión empezásemos a desarrollar “el plan de empresa”.
Cabe destacar que la mayoría de los perfiles que tenían los emprendedores eran empresas promovidas por hombres (81%), con un rango de edad en torno a los 30 años, siendo tan solo el 19% las llevadas por mujeres.
Comenzamos haciéndonos una serie de preguntas que todo plan de empresa debe tener claro desde el primer momento ¿qué servicio íbamos a ofrecer? ¿para qué y para quiénes? Y sin olvidar la importancia del valor añadido que daríamos a nuestros clientes potenciales. Sabía que el haber tomado esta decisión y este camino supondría mucho trabajo y esfuerzo, asumir riesgos e incluso renunciar a la comodidad de un trabajo con un horario determinado y una seguridad, pero yo estaba dispuesta a luchar por ello e intentarlo.
Una de las barreras más importantes que tuvimos a la hora de crear la empresa fue la búsqueda de recursos económicos, un punto imprescindible para la puesta en marcha de nuestro negocio. Las entidades bancarias no lo ponían fácil, y conseguir financiación supuso pedir ayuda a la familia. Por suerte, hoy en día existen muchas más opciones, además de los instrumentos tradicionales de financiación, como pueden ser los Business Angels o el Crowdfunding.
Otro de los obstáculos que nos encontramos a la hora de crear la empresa fue la burocracia y los trámites administrativos, que hacían que el inicio de la actividad se retrasase constantemente. El logro de conseguir superar las barreras se convirtió en un reto personal y una gran satisfacción para mi cuando alcancé mi propósito después de tanta lucha y esfuerzo.
Para emprender es esencial tener un buen proyecto y creer en él, la falta de experiencia se suple con conocimientos, por lo que la formación académica es un valor más a tener en cuenta cuando hablamos de probabilidades de éxito. El camino de emprender requiere compromiso y mucho trabajo duro, la realidad suele superar la ficción y en ese camino los problemas pueden multiplicarse.
Pienso que, posiblemente, no exista ningún salario que pueda compensar realmente todo el trabajo, el esfuerzo, los riesgos que debes correr, pero, según mi punto de vista, la mayor satisfacción personal es lograr tu objetivo final y conseguir sentirte satisfecho contigo mismo y con los demás.
“El espíritu emprendedor es ambicioso, creativo y decidido a la hora de asumir riesgos, son revolucionarios que no buscan un cómodo puesto de trabajo en una empresa pública o privada, sino que invierten sus ahorros y empeñan lo que haga falta para montar su empresa. A largo plazo ser uno de los grandes empresarios, pero en el inicio, pesa más el sentido del riesgo y la rebelión ante lo establecido. Una persona que nunca cometió un error, nunca intentó algo nuevo.”(Albert Einstein).